Una de las casas más antiguas de la ciudad de Guadalajara es sin duda ésta, elegante propiedad neoclásica de principios del siglo XVIII, que fue durante muchos años el Colegio de San Diego.
A finales del siglo XVII, Juan de Urbina donó un molino de trigo a la monja Ana de San José, quien con la ayuda de la Sra. Juana de Jesús Alcorta lo operaron y obtuvieron recursos para fundar un colegio que al principio consagraron a la Virgen del Rosario. En el año de 1709 comenzó al construcción del Colegio en el sitio que actualmente ocupa, frente al Templo de San Diego, que es muy posterior. Por muchos años operó este colegio, sirviendo también como casa de descanso para los obispos de la ciudad. En 1762 el obispo Rodríguez de Rivas, con su familia, la ocupó como casa habitación. En esa época, el inmueble estaba en las afueras de la ciudad. Durante la nacionalización de los bienes del clero ordenada por Benito Juárez en 1859, la casa pasó a manos del Dr. Juan Caserta Cañedo, quien murió poco después en 1875. En años posteriores y hasta este pasado, la propiedad fue vencindad, propiedad en los 1980’s del Sr. Carlos Haro, que tenía varias propiedades históricas, todas en mal estado. Al día de hoy la propiedad tuvo una restauración y ha vuelto a su estado primitivo y original.
La casa es típica del siglo XVIII, de estilo neoclásico sobrio, con zoclo, cornizas, marcos de puertas y ventanas de cantera, con el ingreso en medio de la propiedad, con dos ventanas a cada lado. Las dos de los extremos fueron convertidas en puertas hace más de 200 años, y la restauración actual las ha devuelto a su estado original. En este ingreso destaca el arco superior, con dos columnas cuadradas de cantera adosadas. También destacables son las gárgolas de cantera, en interior dos son originales y otras dos han sido restauradas, mientras que las del exterior son todas nuevas pero siguiendo el estilo original. El interior tiene cuatro corredores con arcos de cantera, modificados en su mayoría al ser vecindad pero que están siendo restaurados. Sin duda esta es una propiedad digna de conservarse y merece felicitación propietario y arquitecto encargados de la obra actual.